lunes, julio 28, 2008

Da igual

Hace un mes y quince días publiqué un escrito en este mismo blog. Cambiar de vida lleva de titulo. Un texto donde abocaba un hecho, un pensamiento o una creencia de que tal y como se olía mi vida lo mejor era que diera un pequeño giro, que cambiara. Y así lo hizo.
Hace un mes y cinco días publiqué el último escrito en el blog, el penúltimo ahora. Literatura paranoica y el cielo morado, como su pañuelo. Un texto casi ininteligible, anudado a conciencia por mí, con el fin de que ni la misma que lo forzó diera cuenta de su peso en él. Un escrito a vista de pájaro sin sentido y equívoco al microscopio. Pero no fue así.
Hace menos de un mes varias personas me habían recordado, por diferentes motivos, mi ausencia desmedida a la hora de escribir. Casi habría que matizar. No publicar nada no significa no escribir nada. Empezar a escribir puede resultar complicado pero para mí, esta vez, lo difícil estaba siendo dejarlo acabado. Hay cosas que nunca cambiaran en mi vida, mis escritos a medias. Y mientras sean ellos los que se queden a medias…


Casi se me hacía necesario esto que ahora leen. Explicar sin dar motivos de por qué he vuelto para no justificar(me) el por qué me fui sin haberme ido nunca.

Que la gente crea que eres escritor porque escribes lo más insípido que se te pasa por la cabeza siempre-a veces me hace reír. Da risa que lo crean porque en el fondo yo también lo creo y no me hace ni puta gracia.
Siempre escribes de lo mismo, me dijeron una vez. ¡Hay que joderse! Entré a formar parte de la familia de ElCuentaCuentos y me creí, tonto de mí, que por dedicar varias semanas a una frase y a un relato a partir de ella, sería como ellos. La inconstancia es, en muchos aspectos de mi vida, una de mis grandes imperfecciones. Tengo ganas de volver, de entrar en esa web, de leer, de comentar y de relatar… tengo ganas pero no prometo nada.

El caso es que hace menos de un mes varias personas que me leían me habían recordado que existía, que estaba porque ellas me leían. Si escribía, estaba y si no, no. Y digo que nunca me fui porque nunca dejé de escribir. Y ahora publico para estar, a pesar de que me leo, me vuelvo a leer y el patio de mi casa es particular, como yo, cuando llueve me mojo como los demás. No me convenzo de lo que escribo y los que suelen dedicar parte de su tiempo a teclear saben de que hablo cuando dejas el corazón pulsando la tecla backspace. Da igual que selecciones y cortes con la tijera o pulses ctrl-x. Da igual si no te sale nada. Da igual.

Como igual da que intentes ser feliz cuando te lo propones, hacer la cosas bien porque de verdad lo crees, que seas sincero y duro a la vez porque siempre-a veces van de la mano (o con un guión), que seas orgullo y dejes que una amistad se marchite porque quieras responder como él, dar un portazo a una relación porque sabes que no hay nada que relacionar, pensar más en mí para quererles más a ellos, presentarme en tu casa y mirarte a los ojos aunque sea para no verlos más,…
… ya no sé si tener más vergüenza o menos, si me sobra o no llego, ya no sé si estoy de más o de menos, si te quiero conmigo o lejos. Ya no lo sé, pero da igual. Da igual. Nadie lo sabe en realidad.