Quizás el problema esté en que siempre se han mirado desde la distancia justa, aunque no lo pareciese. Ni de lejos ni de cerca. Quizás lo que era cerca para ella era lejos para él. O viceversa. Ambos, el peso y el contrapeso. El equilibrio. Quizás por eso se enamoraron, por su fusión exacta, ajena al agravio comparativo de los largos y cortos días. Uno al borde, en el precipicio de su boca. El otro con la avidez de la caída libre que rozase sus labios. Puede que sólo fuese una reacción química, sus cuerpos preparados para una disolución perfecta. Reactivos que se miran de lejos, y de cerca, que al unirse se transforman, se mezclan de manera heterogénea. Lástima que en este tipo de mezclas los componentes se distingan a simple vista y puedan separarse fácilmente.
26 de Junio de 2008 (19:44 h)
En su contexto original, Cuestión de medidas en Ángulos efímeros