Casi podría utilizar palabras complejas que dieran al discurso un toque intelectual, ese toque que nunca está de más. Casi podría limitarme a decir lo que pienso o lo que siento que siempre es más morboso hablar de sentimientos. Eso de querer saber más sobre el interior del otro. En qué piensa, o mejor, en quién piensa cuando se pone a escribir, a teclear. Pues sí. Casi podría decir que es mejor.
Casi podría utilizar un vocabulario más confuso y complicado. Podría, pero hoy no doy para tanto. Hoy va más de: me siento a escribir sobre ti y escribo de lo que me sale de ahí. De ahí… de la cabeza. De la de arriba. Porque del corazón, rara vez salen cosas. Hablo de mí. Claro. Del corazón hay poco o nada que escribir que ya no haya escrito antes otro (u otra). Del corazón ya casi todo se sabe… tamaño del puño de un varón adulto. Hay que joderse. Tengo el corazón más grande que mi propia mano. Casi podría haber definido corazón con otras palabras, ya saben… de esas más complejas y técnicas que le dan al discurso un toque más intelectual. Pero eso es fácil. Más de lo que creen. Introduces corazón en el buscador de Google y te aparecen aproximadamente 70,400,000 resultados de corazón. (0.18 segundos). Copy & past... y lista para tomar la definición técnica. La culta, la bonita, la ideal, la buena… la definición correcta que te toca los cojones. Por listo.
La verdad que si hubiera querido lo hubiera hecho. No hablo de buscar la definición de corazón, sino de utilizar un lenguaje más culto para esto que leen. Casi podría, créanme. Dispongo de las estrategias e instrumentos necesarios para haberlo hecho. ¡Miren! He terminado de leer algún libro, pocos para los que podía haber leído completos. Escucho mucha, mucha música. Supongo que para compensar los libros que no acabé. Navego por la red a menudo, leo blogs, veo y escucho las noticias, y esto es importante. La gente ve las noticias, pocos se enteran de lo que ven. También escribo de vez en cuando, poca cosa. Algún relatito cortito, lo justo para sorprender a unos pocos. Los largos en Internet la gente no los lee y, además… si esperan, con el tiempo, no tendrán que comprar el libro. Casi podrían ir a ver la película al cine, aunque ya saben, el libro siempre está mucho mejor. Lo de la película, entre otras cosas, son cuestiones de espacio. La gente piensa que debe ser igual que el libro por el simple hecho de que titulen de la misma forma. Por qué la gente cree esto. Nunca la historia de la película será fiel a la historia del libro al 100%, y me repito, que, entre otras cosas, son cuestiones de espacio. Y el espacio es importante. Más de lo que muchos se imaginan. Y no lo digo yo porque tenga estudios universitarios. Además, si no me creen y son curiosos entren aquí http://es.wikipedia.org/wiki/Espacio y verán la importancia del espacio en nuestras vidas. Bueno, yo creo que con el link no hace falta que me enrolle más, y sí… enrollar no es doble “r” y Enrique tampoco. Casi podría ser por lógica ortográfica pero se da que la gramática, y más concretamente, la ortografía no se rigen por la lógica. Y esto es algo que nos pasa desde que somos pequeños. “Oyan” a un niño cuando empieza a hablar. Casi podríamos afirmar que existe un verdadero sistema gramatical infantil, palpable en la sistematicidad de ciertos errores. Por ejemplo, como en el caso anterior, un niño no regulariza los verbos irregulares por imitación porque los adultos no hablamos así. Los niños los regularizan porque buscan en la lengua una regularidad y una coherencia que haría de ella un sistema quizás más lógico de lo que es. Así, poco a poco, el niño va descubriendo las reglas que regulan el lenguaje: las relativas al singular y al plural, al masculino y al femenino, a las conjugaciones de los verbos, bla, bla, bla... y esto no es algo que ocurra sólo con los niños españolitos, no, no… en todas las lenguas el niño atraviesa una fase en la que no admite excepciones a las reglas que ha construido. Volvamos con los ejemplos. No sería más lógico decir: yo “cabo” perfectamente aquí, en lugar de “quepo”; Mamá lo he “ponido” encima de la mesa, en lugar de “puesto”… en fin, que ahí está la persona humana para complicarse un poco más la vida si cabe.
Después de esta lección, un chiste: - Mamá el gato está malo. - Bueno, pues comete sólo las papas. Lo sé. Se han reído más con los ejemplos de las faltas que cometen los niños (y algunos mayores) cuando empiezan hablar. Lo sé. Casi podría haber seguido poniendo ejemplos, ¿verdad? Tengo tropocientos.
¿Alguien se acuerda de lo que empecé escribiendo? No. Esto es lo que tiene cuando estamos condicionados. No voy hablar de Psicología y de los tipos de condicionamientos existentes dentro del modelo conductista. No. Pero es verdad, estamos condicionados. Les explico. No público nada desde el año pasado, que aunque sólo llevamos 21 días del 2009 parece que fue más tiempo, que fue el año pasado. Algunos barra as esperan un cierto tipo de actualización que no encaja con esto que leen. Los que me conocen piensan que sólo escribo de lo mismo, no me conocen tanto. O sí. Alguna sin barra ni nada, espera un texto concreto, uno con el que pueda identificarse, otra vez. Otra quiere leer lo que no le digo. Algunas pretenden conocerme un poco más por lo que leen. Tratan de psicoanalizarme, y aunque alguna no lo hace nada mal, el psicopedagogo soy yo. Alguno barra a espera otra mierda más con la cual pueda luego utilizar para desprestigiarme. Y yo que pensaba que sólo se podía desprestigiar a las personas célebres y con cierto renombre. Idioyas.
Casi podría decir que esto no es una canción de amor. Nada que ver. El amor me pilla muy lejos, más que Madrid. Casi podría escribir de ti. O de la chica del bus. O de la chica de la biblioteca que se sienta en la cuarta mesa, justo al lado de la tercera estantería donde están los libros de geografía e historia. Casi podría hablar de ella. Y de la bibliotecaria. O de la chica de la parada. Siempre hay una chica en la parada. Casi podría… pero creo que hoy no va a ser. Mi coco me dice que hoy, no.
Casi podría pero no puede.
miércoles, enero 21, 2009
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