Como las primeras veces, aquellas en las que me leía en tus letras.
Parafraseando cada uno de tus párrafos, reinventándome para ti en cada palabra. Como las veces que nos hemos visto, estudiando la forma concreta en que padeces y sientes mis miradas y mis sonrisas. Tus estados corporales definidos en mi diccionario de lo irracional y lo emocional. Diccionario que prestaré gustoso al Elegido. Al nuevo protagonista, al que rompa la unión de nuestras mentes encriptadas, y tu corazón.
Es cierto, los números nos persiguen, la vida está llena de ellos, no podemos concebirla sin los dígitos que representan y determinan encuentros rara vez azarosos. Yo, que soy un chico de letras, tengo que ayudarme con la calculadora para dar lógica humanista a los números que nos rodean y que me muestras... a las cifras que calculan nuestros momentos y sentimientos, y que tú me transmites para que acierte en resolver cuántas veces he sido yo para ti... acaso aquella que te despertó un escalofrío inverosímil, o la que hace que tus mejillas hiervan.
Un día llegará,... siempre llega ese día.
Cuando ocurra tendrás la mayor y más acertada excusa que interponerte(nos).
Y te servirá para no quererme más, para no volver a escribir sobre mí.
El día que eso suceda, yo... dejaré de existir.
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