domingo, diciembre 30, 2012

el marcador de páginas


Dos días después, llovía… dos días después de que los observadores de nubes pronosticaran que al día siguiente llovería. Hubo cierto margen de error. (saben, ¿no?). Yo tampoco sabía que al día siguiente ya te habrías marchado. Dos días después me encontré como aquellos tipos, mirando al cielo, viendo pasar “sus” nubes, describiendo sus formas, anotando sus tonalidades… dos días después llovía en mí y aquel fue un pronóstico por el cual el mejor observador jamás hubiera apostado.

Yo no era de esos que salían a correr bajo la lluvia, ni siquiera era de esos que salían a correr. Nunca. Prefería y prefiero leer. Aquella tarde fue distinta. Aún así, salí. Distinto. Sabría que al volver el libro seguiría sobre la cómoda, ésta junto a la cama y el marcador de páginas

Dejé el baño listo para la vuelta. Salía a empaparme y lo sabía. La situación de relax posterior supuse que era obligada en esas condiciones físico-deportivas. Semicansado llegué, si existe el término (que no). La meta en forma de vapor, pronto dio sentido a tanta carrera por los alrededores de casa. La pantalla del celular empañada, evitaba dejar ver si había llamadas perdidas o mensajes recibidos. Me alegré por ello y contuve las ganas un rato más de conocer lo que una mitad y un cuarto de mi ser esperaba. Me sequé a conciencia por cada rincón de mi cuerpo, haciéndome creer que antes me secaba rápido y mal. Me puse el pijama, aquel que tanto te gusta, y fui a la cocina. Un gran vaso de zumo de naranja y tres galletas. Seguía proponiéndome no pensarte. Y corrí al dormitorio a escapar de ti en mi mente bajo las sábanas. Cuando niño funcionaba. A todos nos pasó. Alguna vez. Pero aquel día el monstruo que temía, no me dejaría vivir sin miedos en una sola noche. Según Joaquín, era la primera de quinientas. Salí a respirar, encendí el flexo y abrí el libro. Quité el marcador de páginas... y lo tenía justo por donde me dejaste.

viernes, septiembre 30, 2011

Una manera de verlo


Ya lo sé, otra vez ha sucedido. Volaron los manteles y el domingo se hizo especial. Después de desayunar corríamos escaleras arriba. Allí las ropas tendidas coloreaban nuestro cielo. Cuchichear bajo las sábanas y soñar despiertos, cabeza con cabeza, boca arriba, llenándolo todo de lunas y estrellas. Allí, en la azotea, vi tu pelo largo volar entre avionetas de papel y entre mis idas y venidas… te desvanecíasy sé que a veces piensas que estoy algo ido… pero esto se ha repetido durante años haciendo de cada fin de semana un domingo astromántico. La adolescencia en su efervescencia plena, crecer contigo fue inolvidable pero si tu magia ya no me hace efecto… ¿cómo voy a continuar? Te hiciste mayor y yo contigo. Se sucedieron los domingos y los lunes y demás días de la semana… las responsabilidades y todo se hizo confuso. Me he cansado de verte, me he cansado de amar... pero vuelvo cada tarde al suicidio universal. Aguantamos todo eso y más. Nos quisimos a rabiar. Y ahora… ahora si somos agua, pregúntale al agua... ya estoy cansado, ya estás cansada mi amor… y sigues preguntándote por qué… es la historia de una vida, lo sé, y no diré más… estamos agotados de amar y cuando dilucides el final, no te arrepentirás... por eso, por eso sé que no dispararás… pero lo tengo que decir… si morir es el fin, muramos… y en el polvo… pregúntale al polvo. Seremos polvo.

lunes, septiembre 19, 2011

a una chica que le siente bien el verde

... yo simplemente no quiero ser consciente de a cuántas chicas voy conociendo. 
A veces, me gustaría parar a una chica que le siente bien el verde... simplemente... invitarla a cenar, al cine... 
hacerla reír para que me haga sentir bien... hacerla sentir mejor... así de simple...
yo simplemente no soy consciente de a quién voy conociendo... 
yo simplemente la conozco, la enamoro y no soy consciente... 
pero es así, simplemente me gusta parar a una chica, preguntarle qué tal le va, saber que huele bien y enamorarla.
Es fácil, sólo invítala a cenar, quizás al cine y hazla reír... dile que le sienta bien el verde, hazlo... 
yo simplemente la conozco, la enamoro...
y soy un inconsciente que sólo quiere desnudarla... 
que sólo quiere a una chica que le siente bien el verde...

miércoles, septiembre 14, 2011

corto y directo


Acabo de masturbarme. Lo sé... es un inicio demasiado obsceno... pero no te voy a mentir. Lo acabo de hacer y ahora te lo estoy escribiendo para que lo leas. Era lo que querías, es lo que has querido, es lo que quieres... quieres amanecer cada día, a horas distintas y trasnochar "entresemana, todajunta o sepa rada"... es lo que quieres, buscar en Favoritos y pisar mi última huella, empezar tu día con la lectura de mi último relato, corto y directo, sin rodeos, o no... como la autocaricia genital de antes de dormir. Lo sé, sé que pensarías en ello y que ahora tú, te tocarás... estás deseando hacerlo. Terminar de leerme, esperando que el final sea tan corto y directo como el empiece del texto, corto y directo, como lo nuestro. Llegar, hablar, follar... sin despedidas, salvo en las comidas. Y aún te preguntas por qué no lo hice nunca... serás... salida.