martes, junio 17, 2008

Viciosa

Bajo las escaleras, esta vez, de uno en uno. Lamo su cuerpo de arriba, abajo. No he llegado a besarla, nunca lo hago. Le mordisqueo la oreja, baboseo su cuello, sus pechos… me quedo sin saliva. Respiro. Beso su vientre, el costado, y masajeo sus hombros. Toco sus pezones. Con cuidado. Los rozo a conciencia. Mi lengua está en el borde del precipicio. Escucho su respiración y relamo. Suave, luego con fuerza. Lo descubro, lo observo y lo beso. Se excita. Cómo no. Chupo repetidas veces. Una de ellas, alzo la mirada y la veo estremecerse, escurrirse sobre sí misma, ocupando todos los rincones de mi coche. Vuelvo a él. Acapara toda mi atención, es el protagonista y mi lengua el Oscar al mejor actor secundario. Ahora lo acaricio. Dulcemente. Mientras aprieto sus nalgas. Contraste. Lamo su areola. Y soplo sus pezones encharcados. Como mis dedos. Mi barba deja huella. Como sus uñas. Le susurro al oído. Viciosa. La miro a los ojos y la beso. Está contenida, sin apenas respiración. Vuelve en sí y busca mi atención. La encuentra y juega con ella. Pero no la dejo, aún no. La acaricio de nuevo. Está vez con mi barba de tres días. Despacio. De arriba, abajo. Paso por sus pechos. Izquierdo, derecho. Pincho sus pezones. Erectos, como toda mi atención. Deslizo mi barbilla de púas naturales por su cuerpo desnudo. Me detengo en su ombligo, lleva un piercing. Lo observo, la miro y le sonrío. Me pone que esté perforada. Me pone perforarla. Ahora sí, mi atención es toda suya. Su sentido es perfecto. Bello y delicado, a la vez que gordo y apetecible. Mi barba le roza tres días, la pincha. Eso debe sentir. Se encoje, se agita. Me tira del pelo. De atrás. Subo y repito. Viciosa. Bajo y perforo. Mi atención se empapa de ella y aunque dura, entra y sale a cámara lenta. Me gusta verlo al principio. Es toda mi atención sobre ella. Qué menos. ¡Sí!. La oigo. Farfulla. Sonrío. Acaba de correrse. Otra vez. Me maldice. Podría enamorarse pero dice que aún soy muy joven. Treinta tampoco es tanto. Y no soy tan joven. Me gustan sin sentido, y casi sin bello. Me da igual su edad. Ella disfruta demasiado y teme a este Don Juan. Quiero que escribas sobre mí. Ya lo hice ayer. ¿Suena vicioso? Suena soez. Viciosa.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sorprendente si no fuera cierto, poco caballeroso si lo fuera.
Estas hecho un chaval!
Vicioso.
Se han ido las palabras, no puedo hablarte sobre el texto.
Después de leerlo sólo puedo decirte : Vicioso.

Un beso, de alguien que tiene este blog mas o menos abandonado.
Son por asuntos de estado. tu dabes.

Anónimo dijo...

Has conseguido excitarme tanto con tus letras q quisiera estar en ese coche....

Pricipessa.