no quiero pensar que me piensas,
y mucho menos pensar que me esperas.
Que tu sexo me espera, a mí, un lunes,
para mí, toda la semana. Siempre en mí es ahí.
Montado en ese bus que me lleva hasta ti,
para que seas montada. En tus tacones, en mi espalda.
Correr y parar, para besarnos y correr(nos).
Montado en el metro, en las escaleras mecánicas
y meterte mano bajo la gabardina y sentir tu espalda,
porque debajo no llevas nada.
Los vestidos son para las citas indecentes
y esto es de todo, menos una cita.
Montado en tu sofá, y tú en mí.
En lo alto de tu catre, desde las alturas, y yo en ti.
Rasurar a vista de pájaro, desde el precipicio,
a ras de tu sexo, con la avidez de la caída libre...
para besarlo, olfatearlo, abrazarlo...
para tenerlo y retenerlo. Que sea mío y de nadie más.
Para hacerte aquello que nunca te hice
y por lo que preguntabas a la hora de las "comidas".
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