Y hablábamos del miedo que no del tiempo. Y yo ahora hablo del tiempo de crono que no el atmosférico. El tiempo que pasa, que pasamos, que se nos pasa… el arroz dicen por ahí. Yo tengo la paella pensada, preparada, lista, en su punto. La tengo pa’ ella. Y no lo sabe. O sí. No, no creo que lo sepa porque ni yo mismo lo sé. No quiero saberlo. El caso, si hay caso, es que cada cierto tiempo, ese que pasa, me da un motivo para plantearme cosas, o algún que. Me da respuestas a preguntas que no formulé. Me da cuestiones a responder de preguntas que yo inventé. La chica del pañuelo lila. No es una canción ni mi próximo escrito para el blog. Ella es alguien, como no. Es un quien. Que según donde se sitúe, si en mi cabeza o si en la luna, puede parecer un que. No es su que. No puede serlo. Ya quisieran los expertos. Los entendidos, los que no tienen ni idea de lo que sentimos.
Y se me da bien escribir, o al menos eso hago durante mi insólito discurrir. A veces, entendible o, como ella diría, evidente. Ella no lo quiso en su escrito. No lo imaginaba. No sabe de que hablo cuando la pienso. Mucho menos sabe que la pienso. No lo sabe aunque ahora pueda, que no quiera, saberlo o mejor creerlo porque nunca lo sabrá. Es un secreto. Confesable, a voces silenciosas tras el pulsar de teclas con la intención de mis letras. Sus letras. Que no lee ni piensa. Para que se las crea. Y aparecen en una ventana. Donde no llega el sol, si acaso la luna. Pero no lo sabe. Porque a ella la tengo en mi ventana como imagen. Para que no me olvide de con quien hablo cuando nunca la veo. Porque se hace quien cuando hablo de un que.
Callado. Misterioso. En la duda quizás temeroso. Aunque no le tengo miedo más que al que ella pudiera sentir. Porque la estimo más que miento. Y miento mucho. Más que escribo. Pero nunca se lo digo. No lo pienso aunque ahora lo escribo, no miento pero tampoco se lo digo.
Escondido. Reservado. Para ti. Un hueco en mi cabeza. Hueca. Como los secretos que no se cuentan porque son secretos. Secretos que cuelgan de una cuerda que espera que él tire. Y cuando lo haga lo sabrá. Y yo con ella. Me lo contará. Dejará de ser secreto. Inconfesable como (su) amor. Inexplicable, incoherente, contraproducente. Sin querer. Distantes, como yo. Como ella. Como los dos. Como su luna y el sol. Dijo algo del viento pero ya saben que las palabras…
Y empecé hablando del calor, “la caló” por aquí, pero lo borré y empecé con el tiempo. Que pasa sin miedo. Porque no sé lo que digo. Y a ella, bien sabe que la temo.
“Todas las palabras son una utopía. Si yo fuera un gallo otro hombre cantaría.” Eso dice una canción que me encanta. Que no digo el título porque se asustaría. Y digo que otro hombre cantaría porque literalmente así lo hizo. Quién sabe si aún lo hace y… ahí tenemos el que, o no. Y digo que todas las palabras son una utopía porque leerme a mí se convierte en una odisea. Nada que ver con la intención suya de no hacerse entender en cada actualización. Que si adivino o especulo, que si las hipótesis que me surgen de sus palabras son ocasos de ingenio de mi penosa imaginación y relación de conceptos como luna, estrellas, viento y secretos en silencio. Los de la Gestalt saben que hablo y tú que no eres tonta, porque estás en mi lista. Y no sé aún en cuál. Porque si escucho el latir de la luna que siento más cerca que la tuya, la mía. No quiero saberlo. Mejor me quedo como estoy, como estamos… con tus letras y tu pañuelo morado. Y es que entre las líneas de su discurrir surgieron, una y otra vez, de diez en diez mis dudas y viendo la imagen volví a entender eso de que no hay amor que sea amor si no es con lunas.
lunes, junio 23, 2008
Literatura paranoica y el cielo morado, como su pañuelo.
huellas encasilladas
Huella sobre huella,
Huellas sentidas
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6 comentarios:
tus letras me enganchan...es cierto no hay amor sin lunas...
pd...hasta tus costas me llevaron mis pisadas...
besitos para ti juan...
muchas gracias por dejar las huellas de tus pasos sobre la arena...
buscador de pañuelos lila...
No tengas miedo...no mientas, no engañes...No escribas en silencio, ponla en esa lista y díselo a voces. Quizás lño esté esperando.
...Enamorada de tu blog...
Principessa, siempre.
Telita....
Pero no hay grito más fuerte que un escrito que diga tanto entre líneas y alguien sepa leerlo.
... y prefirió el silencio.
Principessa:*
enmudeciste y me falta el aire si no vuelvo a leerte. no seas así. te lo suplico.
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