Ahora quiero escribir algo pronto, algo que tenga sentido pero que no entiendas, como siempre. Si lo hago sé que podré seguir haciendo este tipo de cosas… si no lo hago, pensaré que es falta de sueño. Y llevaré razón en eso.
Bla, bla, bla… siempre hablas de lo mismo Adrián. Lo sé. Nunca he dejado de ser yo. Lo sé. No tengo remedio. Y no, no voy a decir que no lo quiero tener. Resultaría típico y eso, sin enfermedad de por medio, sería una banal mentira, lo cual no resultaría lógico en mí que miento por enfermedad banal típica.
Quisiera escribirle una canción a Zahara. Una dedicada que hablara de todas las que me quisieron, o creyeron quererme. Quisiera que se enamorara de mí como lo hicisteis vosotras. Eso es lo que quiero para que luego se convierta en una más, en una más como tú… que sin saberlo eres parte de ellas.
Puede parecer de locos y eso resulta de un parecido interesante, ya saben. Cuánto de ti hay en lo que escribes. Si al leerme eres capaz de vislumbrar algo de ti. Eso es. Eso es lo que hay de mí en lo que escribo. Todo lo demás sabemos que es mentira. Y esa mentira es lo que todos los demás creen que es verdad. Idiotas.
Yo no miento nunca. Es de mentirosos mentir. Y yo no miento nunca. Jamás. Ni te mentí, ni volvería hacerlo. Yo no miento nunca aunque tengo mucha imaginación. Fíate de mí, no de mi imaginación. Ella miente, yo no.
Y yo no miento nunca. Y menos de esto.
Ahora dime la verdad de lo nuestro. ¿Mi vida es una mentira?, si yo no miento nunca. Es de mentirosos mentir. Sé que aunque lo repita un millón de veces jamás me creerás. Yo no sé mentir, o eso quisiera. No saber o no tener que mentirte,… aunque yo no miento nunca.
Es igual. No lo entenderás jamás ni aunque te dijera la verdad.
miércoles, diciembre 24, 2008
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2 comentarios:
Lo entiendo, y te creo con los ojos cerrados y pies juntillas lo que dices.
Yo también podría utilizar algunas palabras más técnicas, para ese toque intelectual, pero ¿sabes cuando te frotan la espalda en la ducha y no puedes hacer otra cosa que arquearla para que sigan haciéndolo? Rico ¿eh? Pues eso. Al fin he comprendido.
Me he tomado mi tiempo, ya sabes, el mío. Y he intentado no cometer intrusismo laboral. Lo he conseguido también.
He jugado, por una vez, a decirme la verdad. Porque, entre que tú no mientes y yo no verifico mis datos, la historia siempre es la misma: no podemos jugar a lo mismo al mismo tiempo.
Y no me he equivocado, está bien, quizá hace tiempo, alguna vez, bueno, muchas veces, pero hoy no. Cien por cien verificado, verídico, indiscutible e innegable.
Cuando te dije que no lo entendía, era verdad. La misma verdad que tú sabes y que no piensas decir nunca, porque, no te sale decir lo que quiere (…) escuchar.
Últimamente, escucho mucho más de lo que oigo.
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