sábado, diciembre 06, 2008

Calculadoras

(...)

Después de todo, nada es antes. Si acaso, mediante y durante. El principio tiene dos comienzos, lo mismo que el final. Lo mejor, que el final de los finales aún no ha llegado. Casi nunca llega. El de verdad. Cuesta, duele, perdona... ¿perdona? Lo que debe terminar normalmente queda inacabado, olvidado, abandonado… duele menos, cuesta menos pero tampoco perdona porque así es como nunca nada debe acabar.

Ahora que lo tengo todo calculado me sobran los cuadernos a rayas. Las divisiones me salen cuadradas y las raíces plantadas serán arrancadas. Sumar en estas circunstancias no es la mejor opción. La diferencia, lo que sobra, es la resta más complicada, quitar lo que se fue sumando duele tanto como un final inacabado y es lo que tiene una división inexacta que a mí nunca me queda totalmente clara. Y es que nadie quiere el resto, ni las sobras.


Todos saben que las matemáticas lo mío no son,
y la calculadora que yo tengo ya no tiene tecla off.

No hay comentarios: