miércoles, abril 22, 2009

¿Ves?

No puede ser. Definitivamente, no puede ser. No puedo consentir que te enamores de mí. Lo veo en tu mirada. En tu cabeza gacha. Evitando tu reflejo en mis ojos. Lo noto cuando suspiras, cuando deseas acompañarme y buscas excusas para dejarme allí plantado. Temes quedarte plantada. Que si ahora estamos y te dejo planchada. Y luego me voy y te quedas arrugada. ¿Ves? No puede ser. Definitivamente, no puede ser.
No puedo hacer la vista gorda contigo, eres demasiado fina y escurridiza. Y me lo complicas. Podrías ser mi flaca. Peor que la de Calamaro, mejor que la de Pau Donés. Podría escribirte canciones, sabes que podría, pero no lo haré. Porque esto trata de lo contrario. No puedo consentir que te enamores de mí. No puedo dar el sí, ni dar el no. No puedo dejar correr, ni dejar de correr. No lo puedo pasar por alto, ni dejarlo pasar. No lo puedo tolerar, ni que me toleres… definitivamente, no puedo. Contigo no. Acabarías siendo una más, y no queremos eso. Una más que se cruzó conmigo en mal momento. Y eso será todo, todo lo que diré. Siempre es por lo mismo. Nunca fue/será/es un buen momento. Y aunque crees que contigo es/fue. No lo será. Y créeme, me gustas. Tu descarada timidez. Tu inteligente sentido del humor (que se ríe de mí). Tu genialidad pasmosa. Tu corazón gigante. Tu aparente rareza, lo oculto en ti, la historia que aún no me contaste. Lo emocional, lo irracional, lo visceral… Aquello por lo que te alejas, por lo que te acercas. No puede ser. No puedo consentir que te enamores de mí. Tienes miedo y es normal.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No puede ser... ¿Será posible? ¿Será imposible? Aquellas citas que sólo exisitían en esa inocente imaginación, donde los ojos que, brillaban al cruzarse sin querer, (queriendo) delataban inmensa alegría por aquel encuentro... ¿sólo incocente encuentro? No podíamos decir que no lo era... No podías permitirlo. ¿Quería permitirlo?

Mi descarada timidez, claramente delatada por mis grades ojos verdes, en realidad no quería ocultar nada...no quería ocultarse. No quería dejar de escuchar, pensaba que los días que no tenía el tesoro de disfrutar de tus palabras, fueron largos... raros. Quizás, esas palabras, invocadas por ella o no, la hacían sumergirse en su mundo paralelo.
Un mundo que ella adoraba.

¿No podía ser? 5 cortas horas compartiendo secretos por teléfono sí que podían ser. Y fueron. Y se fueron.

Yo sé que nunca seré una más, porque no soy una, soy la una. Soy simplemente yo.

Y tú eres tú. Precioso todo tú.

"Indiferencia" en el momento equivocado? Estúpido momento. Estúpido día. Estúpido bar indiferente. Estúpida noche desperidiciada.

Estúpido por no quererme.

Aún espero cada noche mi cuento de hadas prometido...


Principessa*

JuAntonio dijo...

:O


Podría decir que no tengo palabras, pero la verdad es que sobran. Pero eso bastará como "excusa" para no decir nada. Calladito mucho más guapito.



Pd: el cuento de hadas está a medias (como muchas otras cosas) pero lo prometido es deuda.


Pd1: Me encanta lo bien que haces un texto aparentemente neutro en algo absolutamente tuyo. Me encanta. Y me encanta porque, entre otras cosas, es lo que siempre hago yo.



Muy bien.

Anónimo dijo...

A mí me encantan tu flequillo, tu provocada indiferencia, tus gafas de pasta.

Me encanta que creas q tengo miedo de decirte q me encantas, pero eso tú ya lo sabes.

Me encantan tus palabras dedicadas, o no, porque me pierdo en ellas, aunque eso tal vez no lo sepas.

Me encantaría ser tu guía hacia la universidad, porque así te agarrarías a mi cintura.

Me encantan nuestras citas a escondidas y que sólo yo sé.

Quizás, y sólo quizás, te las cuente algún día...