sábado, febrero 20, 2010
en busca de finales (I)
Un día te voy a regalar-enviar una de mis historias… una de las trescientascincuentaysiete que tengo empezadas y que no tienen final. Algunas son de pocas líneas, otras de varios párrafos. Que te pusieras un rato en mi sillón, delante de mi portátil, que abrieras mi carpeta de documentos a medias y eligieras uno al azar. Trescientosdos intentaban hablar de ti… cincuentayuno hablan ya de ti. El resto intentaban no empezar contigo en mi cabeza, ni una sola palabra se acerca a lo que en mí eres. Para que engañarnos. Si tomas uno de estos acabarás hablando de ti igualmente. Siempre acabas hablando de ti. Yo hacia bastante que no lo hacía. Hasta hoy, hasta esta noche, de madrugada… en busca de finales. Siempre resucitas en mi mente cuando se acerca algún final. Hueles a eso. A final pu(cu-)trefacto. Dejaste una parte parásita en mi cabeza que se alimenta de finales patéticos de novelas demasiado largas, de películas malas, de canciones comerciales, de poemas de rima fácil, de despedidas por el chat sin “putos” suspensivos… porque prefiero no hablar de finales de llamadas recibidas desde debajo del edredón y mucho menos de las idas y venidas cada vez que estoy “mosqueón”… esas idas que ya sabían a finales. Desde entonces no acabo nada en condiciones. Malos títulos, ningún final. No tengo emociones, ni ideas, ni lapsus, ni cojones. Un día te voy a regalar-enviar uno de mis pantalones con cuatro historias y sus trescientascincuentaytres versiones. Inacabadas todas, claro está.
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